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Es que amar y querer no es igual... el drama heredado

  • Foto del escritor: Vanessa Padmir
    Vanessa Padmir
  • 13 abr 2017
  • 3 Min. de lectura

En mi escasa nótese ESCASA experiencia en fiestas de largo alcance, no falta la bonita melodía de sufrimiento corta-venas que nos hace reflexionar en nuestros momentos más vulnerables y menos adecuados sobre el tema escabroso del amor. Que si amar es sufrir y querer es gozar, que si yo no nací para amar, que si por mujeres como tú o que si ya esta cerrada con tres candados, el caso es que pareciera una obligación social de convivencia tirarnos al sufrimiento victimezco.




Y eso quizás nos ha regalado una avalancha de creencias erradas sobre el amor, que inconscientemente hacen su efecto en la vida sobria dónde nos relacionamos con otros seres humanos igual de sufridos que nosotros.


El amor es algo indefinido, concedo a cada quién su pleno derecho a definir el amor como les de la gana, para mi es un acto de dar por el simple placer de hacerlo, de accionar para darle un placer al ser amado, entendiendo que eso me da placer a mi implícitamente, porque esa acción corresponde a mi esencia y porque de otra manera no concibo ser, el amor es la vida misma, es la energía vital que hace el todo posible, el amor es la creación misma y cada vez que creamos algo le dejamos nuestra esencia, nuestro amor. Así el amor corresponde a mi idea de Dios, el amor es mi Dios.


Entonces ¿porqué carajos andamos buscando el amor por todos lados? ¿porqué hablamos de él como si no estuviera dentro? ¿cómo si no fuera algo que podemos producir en cada respiro? quizás porque aprendimos que el amor es algo que debo recibir de afuera, tal vez por esto andamos buscando al amor de nuestra vida, cuando la vida misma es el amor.


El amor no corresponde a la media naranja, al rescate de la princesa por el príncipe o a las sufridas canciones de amor ( o más bien de apego). El amor corresponde a la libertad, a dejar ir a quién así lo quiera, y eso no nos quita dejarlo de amar, lo amamos como es, así a la distancia, aceptando su diferencia y su individualidad.


El amor corresponde al agradecimiento, a saber que la otra persona nos deja un poco de su esencia cada día, nos deja lo mejor de si mismo, aunque lo mejor que tenga sea su ausencia o su toxicidad.

De tal forma podemos seguir amando a quienes ya no forman parte de nuestro presente, sencillamente agradeciendo lo que nos dejaron, sabiendo que nos quedamos con la única parte que siempre será nuestra: las vivencias compartidas, el aprendizaje común o el vínculo indisoluble de quién permanece en la memoria.


Nunca nos dejan por otro u otra, nunca nos dejan por muerte, nos dejan para nuestro más alto bien, para mostrarnos lo aferrados que somos. Dejémonos de esforzar por olvidar a alguien, no lo olvidemos, recordémoslo siempre gracias a esa persona también somos quienes somos hoy, agradezcamos su llegada y su partida, así lo podemos recordar sin dolor, sencillamente aceptando que la vida más sabia que nosotros sabe perfecto los ciclos de cada uno.


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En conclusión yo si nací para amar, pues nací del amor, amar no es sufrir, querer no es gozar, amar es amar y punto, si duele no es amor es apego, y si la puerta esta cerrada con 3 candados, ha de tener mucho pinche miedo de que entremos.


Coach Vanessa Padmir


 
 
 

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